“Como mecánico, me encantaba resolver problemas en los autos, pero era una satisfacción personal (…) En cambio, cuando me tocaba guiar a estudiantes en su práctica, veía sus avances y eso me llenaba de profundo orgullo”.
Marcelo Cofré proviene de Cunco, una pequeña ciudad a 60 kilómetros de Temuco. Durante su etapa inicial, se destacó por ser inquieto y poco aplicado en los estudios. Al terminar octavo básico, cuando sus padres le preguntaron si quería continuar en un liceo científico humanista o en uno técnico profesional, no lo dudó: sabía que lo suyo era lo práctico.
Para estudiar en el Liceo Politécnico Pueblo Nuevo de Temuco, tuvo que mudarse a los 14 años a una nueva ciudad, donde vivió junto a su hermano de 16 en una pequeña habitación. “Vivíamos en una pieza de tres por tres, tenía que cocinarme y organizar mis recursos… Era complicado, y la verdad es que podría haberme desordenado”, recuerda. Marcelo cree que el liceo fue clave en su trayectoria educativa y laboral. Nunca aspiró a continuar estudios superiores: “Me motivaron mucho a superarme, a creer en mí mismo… Me hacían sentir bien, con ganas de ir al colegio”, comenta.
En primero medio, aunque se sentía atraído por la especialidad de electrónica, agradece la orientación vocacional recibida durante los primeros años en el liceo, que lo llevó a descubrir su verdadera pasión: la mecánica. Fue una decisión acertada. Recuerda con especial cariño a su profesor de especialidad, Don Juan Trillar, quien, aunque estricto, siempre fue cercano y reforzaba positivamente a sus estudiantes. Además, les motivaba a involucrarse en proyectos para la comunidad, como soldar canastos de basura para la junta de vecinos o colaborar en proyectos con la municipalidad. “En general, en los primeros semestres tenía muy buenas notas, pero me relajaba en el segundo semestre y no me importaba bajar mi rendimiento. Don Juan me hizo ver que uno debe ser consistente y esforzarse siempre”, rememora.
Con los mejores recuerdos de su colegio, un sólido conocimiento en mecánica y motivación para seguir desarrollándose, Marcelo ingresó a Ingeniería Mecánica en INACAP. Recuerda claramente su primera clase: “Me angustié porque pensé que no sería capaz, pero con el tiempo entendí que estaba muy bien preparado y me fue excelente”. También destaca que su título de Técnico de Nivel Medio le permitió trabajar en una planta de revisión técnica desde que egresó de la educación media. Aunque su familia siempre lo apoyó económicamente, él siempre fue consciente de no pedirles demasiado.
Tras completar su carrera, comenzó a trabajar como técnico de maquinaria en una empresa rectificadora de motores, donde rápidamente destacó por su trato con los clientes y su habilidad en herramientas y plataformas digitales, cualidades que no eran comunes entre sus compañeros. Gracias a su desempeño, le confiaron grandes clientes, y después de tres años, una de esas empresas le ofreció un trabajo.
La oportunidad era atractiva, así que la aceptó, se capacitó y se certificó como Técnico de Automotores en Electricidad, desempeñándose allí durante tres años. Sin embargo, lo que más le motivaba en ese trabajo era la posibilidad de trabajar con estudiantes en práctica. “Me identificaba con ellos y quería que aprendieran, trataba de enseñarles lo más posible, corrigiéndoles tanto en lo práctico como en sus actitudes”, cuenta. Con el tiempo, esa interacción con los estudiantes se convirtió en la parte más gratificante de su trabajo. “Como mecánico, me encantaba resolver problemas en los autos, pero era una satisfacción personal (…) En cambio, cuando me tocaba guiar a estudiantes en su práctica, veía sus avances y eso me llenaba de profundo orgullo”, reflexiona.
Luego, como en una escena de película, mientras leía el Diario Austral, vio un anuncio para un puesto de profesor en el Liceo Politécnico Pueblo Nuevo, su antiguo colegio. Con la ayuda de su esposa, rápidamente armó su currículum y lo entregó personalmente. “Fue una sensación muy extraña volver al colegio después de 10 años; estaba cambiado, remodelado”, recuerda. El proceso de selección fue rápido, y el colegio apostó por él, ofreciéndole igualar las condiciones laborales de su antiguo empleo, a pesar de que buscaban a alguien con menos horas y sueldo, lo que confirmaba que era la persona indicada para el cargo.
Después de 18 años como profesor de mecánica en el mismo colegio, Marcelo sigue firmemente comprometido con la docencia. Su pasión es evidente en sus logros: junto a su equipo docente y el departamento de prácticas y titulación del establecimiento, elevó el porcentaje de estudiantes que realizaban prácticas profesionales del 35% al 85%. Además, implementó ‘Mecánicos en Acción‘, un proyecto que surgió ante la preocupación de un estudiante que sentía que no había aprendido lo suficiente durante la pandemia. Fuera del horario escolar, reparaban autos de docentes, vecinos y miembros de la comunidad, inspirando a los estudiantes y fortaleciendo su confianza. ‘Mecánicos en Acción’ se convirtió en un referente nacional de innovación, ganando el concurso ‘Elige Innovar’ y posicionando al Liceo Politécnico Pueblo Nuevo como un centro de excelencia en educación técnico-profesional.
Otro de sus proyectos emblemáticos es “Socioemociónate con el desafío go kart”, un programa que combina la enseñanza de habilidades técnicas con el desarrollo de la inteligencia socioemocional. Este proyecto invita a estudiantes que no pertenecen a la especialidad de mecánica, y que enfrentan problemas en el ámbito de la convivencia, a construir autos junto a sus compañeros de mecánica. Compartir y trabajar en equipo les ha permitido no solo aprender una habilidad técnica, sino también desarrollar la capacidad de gestionar sus emociones y mejorar sus relaciones interpersonales.
En 2023, Marcelo fue galardonado con el prestigioso “Global Teacher Prize”, convirtiéndose en el primer docente de la Educación Técnico-Profesional en recibir este reconocimiento a nivel nacional. Este premio celebra a los educadores que han hecho contribuciones excepcionales a la profesión y a la vida de sus estudiantes. Para Marcelo, y para todo el país, fue un momento de gran orgullo.
Actualmente participa activamente en el Consejo Asesor Técnico Profesional del Ministerio de Educación, como una extensión natural de su compromiso y liderazgo con la mejora continua de la educación técnico-profesional en Chile, la cual afirma que “no solo equipa a los estudiantes con habilidades técnicas, sino que también les brinda la oportunidad de desarrollarse integralmente y alcanzar sus sueños“.
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